¿JUSTICIA?

La sentencia condenatoria dictada por la Sala Segunda del Tribunal Supremo contra el juez Garzón, anunciada desde el momento en que éste se atrevió a entrar en el terreno de la impunidad de lo innombrable, levanta una oleada más de indignación (y van…) en este país donde la dignidad bracea queriendo abrirse pasoen tiempos difíciles incluso para la más escueta subsistencia.

Sobre un arco iris de mareas indignadas destaca hoy el negro de la persecución y la venganza disfrazadas de justicia bajo togas que no acabamos de ver limpias: trileros del dinero negro, acogidos al lado oscuro de las leyes, se deshacen de quien puede impedir que sigan prosperando redes negras de corrupción que ya echaron raíces en el corazón mismo del poder y están arruinando nuestra democracia.

¿Democracia? De medio pelo, eso si llega. Cambio de régimen impuesto antes por las botas, ahora por los votos. No hace falta volver a insistir qué clase de representatividad ofrecen los resultados de nuestro impuesto sistema electoral. O qué clase de democracia pasó por el no menos impuesto poder judicial. O más concretamente: cómo se compuso en su día la Sala Segunda de Lo Penal, del Tribunal Supremo. ¿A alguien le sorprende la “unanimidad” de la sentencia contra Garzón? Conozca el historial de la Sala y sus componentes. Un ciudadano como yo simplemente no puede entender que las “escuchas” mermaran el “derecho a la defensa” de los gürtelianos: la prueba es que esa defensa continúa ejerciéndose sin traba alguna hasta el punto de haber logrado arruinar la carrera y condenar al juez que instruyó la causa. ¿Dónde está la merma? ¿A qué más aspiraban?

creo que a Garzón no se le condenará por el siguiente juicio, los crímenes del franquismo. Sería el suicidio político de un tribunal politizado en el que cabe una VERGÜENZA SUPREMA, pero no la SUPREMA ESTUPIDEZ: el ridículo ante el mundo entero sería propio de aquellas épocas de “Santiago y cierra España”, pero no cabe en un mundo de uniones europeas y globalizaciones varias. Para arruinar, como se pretende, la imagen pública del juez será mucho más eficaz la condena por “violar derechos” (aunque sea de los corruptos) o por cobrar unos cursos (siempre habrá algún cabo suelto a que agarrarse desde el “lado oscuro de las leyes”).

La sentencia machaca al juez, al que se condena precisa y paradógicamente por violar los derechos humanos, el derecho a la defensa, se le condena por utilizar métodos propios de regímenes totalitarios… Un alegato que pasará a la historia del disparate, dictado a sabiendas de que el juez Garzón está recibiendo y aún más recibirá apoyos de personas e instituciones comprometid@s con la defensa de los derechos humanos. Por otra parte, la alusión a los “regímenes totalitarios” marca de venganza el atrevimiento que Garzón tuvo al enfrentar procesos como contra Pinochet o los crímenes franquistas. Y para vejar su imagen pública, equiparan sus métodos de juez con los de los regímenes totalitarios. La venganza consiste en dar al juez a beber su propia medicina.

Más que sentar justicia, dejar claro quién manda y a qué se expone quien se salga del guión, con todo un rosario de declaración de intenciones de difícil prueba de la prevaricación del juez, aunque los magistrados de la Sala lo han tenido clarísimo: “todos a una”, y ese será el mayor argumento para que la sentencia quede “atada y bien atada”… de momento. Curioso que quienes siempre se han venido mostrando partidarios de la “mano dura” y la ampliación de penas se muestren ahora como adalides de los derechos de los algo más que presuntos corruptos. A partir de ahora ya sabemos contra quiénes se dicta  “mano dura” y ahí tenemos el “aviso para navegantes” por si les asalta la veleidad de adentrarse en el terreno de lo vedado.

Pero ya tenemos los ingredientes necesarios para que la corrupción siga campando libre: tras mostrar gran parte de la ciudadanía su complacencia con la margen derecha del río de la corrupción, con Garzón inhabilitado (y no es el único juez al que la corrupción doblega; mirad el desfile de jueces por el juzgado de Nules, donde se iniciaron los procesos contra Fabra…), con el poder político ocupado por los “amiguitos del alma”… todo es más fácil, incluso la consecución del objetivo final: lograr la nulidad de la instrucción del caso Gürtel. No sería la primera vez: linchado el juez, se acabó la “causa”.

España se felicita por el fin del terrorismo. ¿Fin? Propongo una nueva lectura del término y su alcance como atropello a la persona. Y que incluya quizás no sólo a los que empuñan un arma bajo una capucha; también pudiera haberlo en quienes empuñan el lado más oscuro de la ley bajo una toga, el odio y la persecución permanente vertidos a diario en portadas y editoriales o el uso de de las mayorías aplastantes conseguidas “de aquella manera” para pasar cual apisonadora sobre los derechos de la ciudadanía.

Frente a la hipocresía de dejar pasar el atropello con la frase ya demasiado gastada de “no comparto, pero acato la sentencia”, hay que hablar alto, claro y a la intemperie. Frente a la justicia secuestrada en oscuras salas, por donde la democracia ni pasó… Pero a la que la ciudadanía sí que espera. Por una justicia libre de sospechas, libre de vergonzosos compromisos, libre de ser juez y parte.

MANIFESTACIÓN APOYO A GARZÓN

DOMINGO 12 DE FEBRERO, A LAS 12 H

PLAZA DE LAS SALESAS – TRIBUNAL SUPREMO

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