EL MONSTRUO SIGUE VIVO

Fuente: Jose Antonio (opinión y reflexión personal)

El 12 de mayo la indignación ha vuelto a llenar las calles de Madrid y otras ciudades de España y del extranjero. La marea humana que ocupaba la Puerta del Sol y las calles aledañas nos permitía a sus integrantes movernos siguiendo pequeños caminos, estrechas filas zigzagueantes por las que a paso lento nos íbamos abriendo camino entre la multitud, sintiéndonos parte de un organismo vivo. No hubo lectura de comunicados o manifiestos, discursos solemnes, conclusiones y frases de aniversario. No hacía falta. El evento se planteaba como reto frente a un poder constituido que en los últimos seis meses ha propiciado el retroceso social más importante de las últimas tres décadas. Aquí seguimos. No estáis consiguiendo que el miedo nos paralice o nos detenga. El desgaste es vuestro, no nuestro. Frente a la infamia escenificada por la élite (parasitaria, corrupta, esperpèntica) en las últimas semanas: derrumbe de Bankia, excursiones marbellíes privadas a cargo del erario público, cacería de elefantes africanos, nosotros celebramos este encuentro multitudinario cuya principal característica es la explosión de alegría que produce el reconocernos a nosotros mismos como un organismo diverso, rico y potente. El intento de debilitar, dispersar, esterilizar, neutralizar el 15 M ha fracasado.

 

Tras 12 meses, nos seguimos haciendo muchas preguntas sobre el 15 M para las que no encontramos respuesta. Tenemos claros los logros: repolitización de sectores muy amplios de la sociedad española, lucha contra los desahucios, contra la privatización del agua, surgimiento de muchas iniciativas en muy diferentes esferas (creación de cooperativas y otros grupos, talleres y seminarios de todo tipo, ocupaciones…) y también las insuficiencias en cuanto a coordinación y organización. Y hablo de monstruo (en el buen sentido, por supuesto) porque el 15 M, que no solo es un movimiento, presenta un carácter transversal y un contorno difuso y, sobre todo, bajo mi punto de vista, una desmesura. No sabemos a ciencia cierta cual es su alcance aunque sí experimentamos su gran poder de convocatoria y movilización.

 

Aunque el 15 M haya incorporado a muchos activistas de un amplio espectro de organizaciones sociales y políticas, de comunidades y asociaciones diversas, con toda la riqueza, variedad y experiencia que eso supone, no da lugar a una organización consolidada con un cuerpo doctrinal propio y una agenda definida. A algunos esto les puede parecer un handicap, a otros nos parece una ventaja.

 

El paso de las acampadas a las asambleas territoriales creo que fue positivo aunque quizá levantó excesivas expectativas. ¿Qué es más importante, el núcleo activo, militante podríamos decir, del 15 M o esa constelación difusa de simpatizantes, de personas que participan en alguna actividad, que asisten a algún acto, aunque sea esporádico, y que supone una cifra altísima? ¿son realmente útiles los esquemas de la izquierda (en su vertiente “reformista” o “revolucionaria”) o, a veces, son más bien una rémora?

 

Yo creo que el 15 M no es un mero reflejo condicionado a la virulencia de la crisis que estamos padeciendo, un mero movimiento espontáneo que pueda presentar un carácter episódico. Ni siquiera creo que se trate solamente de algo propio del estado español. Pienso que forma parte de un auténtico levantamiento democrático que de momento localizamos aquí en España (con la etiqueta periodística de los indignados), en el entorno del norte de África y de Oriente Medio (con la de la primavera árabe, aunque ha hecho una fuerte mella en el estado de Israel) y en EE.UU. (Ocupar Wall Street, aunque ha recorrido el país de costa a costa) pero que también ha sacudido unas cuantas ciudades del África Negra y, en menor medida, otros lugares del planeta (por ejemplo, en algunas ciudades de Brasil, de China, de Rusia, etcétera).

 

 

Me parece que la obsesión por encontrar “resultados inmediatos” en el ámbito legislativo (reforma de la Ley Electoral) o institucional ha ido cediendo. Ahora, ante la escalada de recortes en España, existe la tentación de quedarse con una lectura meramente defensiva. Algunos ven al 15 M como una mera correa de transmisión de su grupo o de su actividad política. Es su problema. Otros lo ven como algo demasiado inconcreto y provisional. También están los que ven el talón de Aquiles del 15 M en sus deficiencias organizativas y de coordinación. Pueden tener su parte de razón pero quizá se trate de poner el acento en otras cosas. Quizá haya que dejar que el “monstruo” madure por sí solo y es posible que no necesite de ningún sector que tire de él, que le empuje, porque, como un bebé que está aprendiendo a caminar, tiene que ir ganando peso y estatura, madurez, experiencia y conciencia por sí mismo.

 

Y esta andadura que tiene por delante el 15 M se puede ver de muchas maneras: como el desarrollo de iniciativas locales (las asambleas territoriales), de tipo sectorial (desahucios, agua pública, lucha contra los recortes en educación y sanidad), el avance de una esfera de economía social (cooperativas, grupos de consumo, de reciclaje, etcétera), la lucha por objetivos generales (la consecución de una renta básica y el derecho de ciudadanía), la lucha de las diferentes minorías. Y todo esto es compatible, no tiene porqué ser contradictorio. Como la lucha por la consecución de reivindicaciones específicas (aquí en Rivas, por ejemplo, el mantenimiento de las condiciones del transporte) se puede compaginar con otras cosas, como el análisis y el debate sobre las causas y las consecuencias de la crisis. La realización de actividades comunitarias con la formación a nivel individual y grupal. La puesta en juego de la inteligencia colectiva con la actividad social y política entendidas como arte. La práctica artística como actividad social. La educación como actividad lúdica y muchas otras cosas.

 

Para avanzar necesitamos crecer y no me refiero a obsesionarnos con arrastrar a mucha gente sino a abrir espacios y fórmulas de participación, multiplicar las iniciativas, integrar a sectores diversos. Pero si nos comportamos como un grupo cerrado que actúa a la defensiva y que desconfía de las discusiones abiertas, que sustituye el enfoque abierto de los asuntos locales por una visión provinciana y corta, que estigmatiza a los que no piensan igual y que yerra el tiro planteando como caballo de batalla un objetivo equivocado (porque sitúa como enemigo principal al que no lo es), entonces esto ya no es el 15 M . Es otra cosa muy diferente y que a muchos que nos seguimos considerando miembros del 15 M nos produce más bien espanto.

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