EL CAMBIO COMIENZA POR UNO MISMO

Algo está cambiando y no soy sólo yo. Mi alrededor también cambia. ¿Qué está pasando? ¿Está cambiando mi percepción, mi realidad? Por supuesto, desde el primer día. Ya sabemos que las cosas dependen de cómo las miremos. ¿Está cambiando la realidad? También. Y eso me gusta

El día en que recuperas la conciencia todo cambia. Por fin te has decidido a emprender un nuevo camino, distinto al que sigue la masa inerte e inconsciente, y tomas las riendas de tu nueva vida. Las cosas empiezan a ir como deseas y te sientes feliz por ir alcanzando lo que se propones. Además de los hábitos, como antes decía, también cambias la manera de ver las cosas. Empiezas a entender que la mayor parte de lo que te sucede y te rodea no depende de ti directamente y aprendes a fluir en la incertidumbre y el caos, en el orden aleatorio de la naturaleza, en el aquí y el ahora. Eres feliz.

Es fácil que creas haber alcanzado un estado de iluminación, y de hecho lo has conseguido. El día que has elegido lo que quieres hacer y ser y realmente lo cumples, el día que eres coherente con tus emociones y espíritu, alcanzas dicha iluminación. Pero esto no quiere decir que puedas colgarte el cartel de iluminado. Son cosas muy distintas. Has alcanzado tu iluminación, no la iluminación.

Pero sí, es sencillo caer en el error de creerte un iluminado. Y empiezas a dar consejos a diestro y siniestro, a discutir cada acción o decisión distinta a la tuya, a intentar convencer al resto de personas que forman tu red social que tú eres el maestro, que eres el guardián del secreto, ya que has alcanzado la iluminación.

Sin embargo, la respuesta de los oyentes cada vez es más seca, breve, a la defensiva. Conforme más intentas convencer al vecino de lo bien que lo estás haciendo -según tu opinión, recuerda-, y por tanto de lo mal que lo hace él, más se cierra, más se defiende. Algo falla.

Es muy bueno que te sientas seguro de lo que haces, de tus cambios, de tu día a día. Incluso es normal que creas detectar ciertos errores, malos hábitos o vicios que te parecen contraproducentes en la vida de los que más quieres y acudas en su ayuda como Superman, ya que tú eres el portador de la verdad. Sin embargo, insisto, además de que aquí cada uno puede opinar y hacer lo que quiera, tratar de convencer a los demás no funciona.

¿Quieres que tu entorno cambie? ¿Has cambiado algunos hábitos y crees que a los demás también les iría bien hacer los mismos cambios, o parecidos? No intentes convencer a nadie, no quieras imponer tu ley por muy justa y coherente que sea. Da ejemplo. Eso sí funciona

Un ejemplo: Resulta que mis padres se sorprendieron mucho el día que mandé la tele al exilio del trastero hace ya más de medio año -por cierto, está en venta-. Incluso habíamos discutido sanamente sobre los porqués de esa decisión. Ellos defendían su postura del “ver la tele con moderación no hace daño”, “te distrae un poco”, etc. y yo me mantenía férreo a mi convicción de que la tele es la principal vía de manipulación del consumismo. ¿Trate de convencerlos de quitar la tele? Claro que no. Ni tan sólo es una idea que ocupe ni la más mínima parte de mi cerebro. Que hagan lo que quieran. Yo a lo mío, a vivir sin tele.
Meses más tarde, hace unas semanas, el sorprendido fui yo. Volvemos a hablar del tema, que por cierto sacan ellos, y me explican que por las tardes, después de comer, apagan la tele. Antes solían tenerla encendida toda la tarde, aunque estuviesen haciendo otras cosas, incluso durante la siesta, para hacer compañía. Ahora la apagan y mi padre se duerme media hora, mientras mi madre se levanta y recoge cuatro cosas de la cocina. Después ponen algo de música tranquila, a la vez que mi padre lee un rato y mi madre disfruta de su nueva afición: hacer puzles. Y cuando ya no hace tanto calor salen a dar un paseo.

O sea, algo ha cambiado. Ya no ven tanto la tele. Disfrutan de otra manera, su manera, mientras que nadie les manipula -según mi opinión-. Algo ha cambiado como yo quería que cambiara pero sin necesidad de que yo convenciera a nadie de que cambiara.

Vive y deja vivir. Si quieres cambios en tu entorno, da ejemplo. Los cambios, tarde o temprano, llegarán. Y si al final no llegan, ¿qué más da? ¿No habrás vivido como tú querías vivir? Ser feliz es más fácil de lo que piensas. Es más… sencillo

Una vida sencilla es una vida social. El cambio nace de uno mismo y se logra en sociedad.

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