RESPUESTA AL ESCRITO DEL CAZA-ELEFANTES

Respuesta del GT Toma la Zarzuela a la carta del Rey: Estos tiempos son excelentes para escudriñar en las esencias

Desde el Grupo de Trabajo Toma La Zarzuela queremos responder a la carta que el Rey ha publicado en su página web y de la que se hacen eco diversos diarios, para hacer llegar también nuestras reflexiones sobre la necesidad de interiorizar dos cuestiones fundamentales:

La primera es que sólo superaremos las dificultades actuales actuando unidos, caminando juntos, aunando nuestras voces y remando a la vez contra las imposiciones de la Unión Europea y la Troika. Unirnos contra las injustas medidas adoptadas por el Gobierno, de manera que podamos asegurar el bienestar y el futuro de las generaciones presentes y venideras. Todo ello sin perjuicio al derecho de autodeterminación de los pueblos, pues somos conscientes de que esta llamada a la unidad por parte del monarca pretende seguir manteniendo un modelo de Estado con una clara tendencia actual hacia el centralismo, en detrimento de las diferentes culturas que conforman el Estado español.

En estas circunstancias, lo peor que podemos hacer es dividir fuerzas entre los trabajadores, no alentar el pensamiento crítico y no perseguir utopías como la realización de la justicia social, el reparto equitativo de la riqueza y la participación social en las decisiones políticas y económicas que nos afectan.

Estos tiempos son excelentes para escudriñar en las esencias, para debatir y para identificar a quienes nos tratan de imponer desde hace décadas un modelo de convivencia basado en los privilegios de cuna y el mantenimiento de prebendas para las élites, sean aristocráticas, políticas, financieras, empresariales o eclesiásticas. Es un momento único para poner en evidencia este modelo defendido por el Rey, basado en la explotación laboral, en la ausencia de servicios públicos esenciales como la sanidad y la educación, y en la represión y eliminación de libertades para la clase trabajadora, que ve, además, cómo sus ingresos se transfieren de manera ininterrumpida e indefinida hacia los responsables de esta crisis.

Es un momento excelente para aunar fuerzas en contra de una monarquía cada vez más debilitada, donde el monarca que ha dejado en evidencia en estos últimos meses su inutilidad para realizar cualquier tipo de actividad política o de representación en beneficio del pueblo, da sus últimos coletazos con el objetivo de allanar el terreno para facilitar el acceso al trono de su hijo. Es el momento de unirnos para presionar directamente en contra de un modelo de Estado en decadencia que, al igual que el monarca en su cargo, está dando sus últimas bocanadas desesperadas de aire y que pide a gritos un profundo proceso de transformación.

En estos tiempos es más que necesaria la acción decidida y conjunta de la sociedad, a todos los niveles, en defensa de la supresión de la Monarquía y de la implantación del modelo de democracia participativa por y para la clase trabajadora que se nos negó hace décadas.

La segunda cuestión es que, desde la unión, la solidaridad y el apoyo mutuo, hemos de poner de manifiesto que los valores que se dice que destacaron en la ‘transición’ nunca fueron realizados por aquellos actores proclamados “padres” de la supuesta democracia. Por el contrario, agentes franquistas y presuntos progresistas que no dudaron en traicionar a la clase trabajadora sentaron las bases para la implantación progresiva  del modelo neoliberal, con escandalosas privatizaciones de servicios públicos (ya desde el gobierno de Felipe González), disminución de impuestos al capital, desregulación de la banca y desmedido descenso de las condiciones laborales y del poder adquisitivo de los trabajadores.

Sólo el reconocimiento, el esclarecimiento, la verdad, la justicia y la reparación de los crímenes sobre los que se ha construido el modelo político y económico español y la elaboración de un proyecto basado en la democracia participativa, la redistribución de la riqueza y la defensa de la clase trabajadora nos proporcionarán una sociedad sana y viva, la sociedad que queremos ser y en la que queremos estar para superar entre todos las dificultades que hoy vivimos, y cuyos responsables, repetimos, se encuentran en la cúspide de la pirámide económica, financiera y política que constituye el modelo capitalista español, europeo e internacional.

Y por último, queremos señalar que en una verdadera democracia todos los pueblos que la conformen no tienen por qué verse sometidos a las imposiciones de un Rey ya desfasado, que con tintes más propios de un sistema autoritario hace “recomendaciones” al pueblo para frustrar los deseos de autodeterminación que pongan en peligro la continuidad de la Monarquía.

 

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