LA PRIMA DE RIESGO EXPLICADA PARA TOD@S – VAMOS OTRA ESTAFA

Llevamos semanas en las que los medios de comunicación nos escupen cifras a todas horas: los miles de millones de euros que está recortando el gobierno del PP, el IVA que ha subido el mismo gobierno a partir del 1 de septiembre, el índice del IBEX35… y, por supuesto, la ya famosa prima de riesgo. No, no hablamos de los millones de personas a los que afectan estos números, no merecen la atención de los titulares. Los auténticos dramas parecen esconderse detrás de las matemáticas que nos muestran cifras de color verde o rojo.

La prima de riesgo está estos días disparada, nos la meten hasta en la sopa. Hoy sube, mañana también, hasta llegar a récords nunca vistos pero que poco significan para el común de los mortales. Está en las conversaciones de mucha gente, pero, ¿qué es la prima de riesgo?

Cuando un país necesita hacer frente a unos gastos superiores a los que puede pagar o quiere realizar inversiones a medio y largo plazo, necesita que le presten dinero. Igual que si yo ahora mismo quisiera remodelar la cocina: no tengo dinero suficiente y necesito que me dejen pasta. Hasta aquí, bien, ¿no?

Para que los inversores le “presten” dinero a un país, éste debe emitir títulos de valores. Esos títulos son lo que se conoce como deuda pública. Claro, el truco está en la palabra “prestar”, ya que los inversores no prestan dinero si no es a cambio de un recargo.

Vayamos por partes: España quiere dinero, va al mercado del dinero (mercados nacionales o extranjeros de fondos) y lo pide. Los inversores (personas de traje con mogollón de pasta) le dicen a España: “Vale, te ‘presto’ dinero a cambio de un recargo”.

Cuando España pregunta cuál es el recargo, cada inversor le dice una cifra diferente (ésta es la teoría, porque en la práctica parece que todos dicen una cantidad sospechosamente parecida). Esa cifra se basa en si los inversores creen que España va a poder devolver o no ese dinero que le “prestan”: si creen que no lo va a devolver en el tiempo fijado, habrá menos inversores dispuestos. Por lo tanto, depende de la opinión de unos tíos de traje con mogollón de pasta. España acepta o no esa cifra y se vuelve o no con el dinero que necesitaba.

¿Cómo se calcula ese recargo? Aquí es donde el tema se pone interesante. Para crear un índice, muchas veces es necesario tomar otro como referencia, y en el caso de la prima de riesgo española, se toma el bono alemán a 10 años. ¿Por qué? Porque además de ser altos, rubios y usar gafas de colores, los alemanes tienen una deuda que se considera estable y segura. Es decir, cuando Alemania va al mercado del dinero a pedir dinerito (en este caso, que debe pagar en 10 años), los inversores le piden un recargo a cambio bastante bajo, porque creen que Alemania se lo va a poder pagar sin muchas dificultades en el plazo estipulado. Para que lo veamos claro, el recargo (o rentabilidad) que le pedían a Alemania el 20 de julio de 2012 por un bono a pagar en 10 años era del  1,16%.

Mientras, ese mismo día, el interés que le pedían a España por el bono a 10 años era del 7,26%. ¿Me seguís? Ok…

Ya estamos cerca del final… Entonces, la prima de riesgo de España se obtiene cogiendo el recargo que le piden (726) y restándole el recargo alemán (116). Es decir: el 20 de julio, la prima de riesgo española era de 610 puntos.

Ahora que ya sabemos cómo funciona, ¿qué consecuencias tiene una prima de riesgo elevada? Aquí entra en el escenario el déficit público fijado desde el año pasado en la Constitución. España tiene un límite de déficit fijado por la Unión Europea en función de su PIB. Cuando España acude al mercado del dinero a pedir pasta y los inversores le exigen un recargo mayor que en las semanas anteriores, su déficit crece. Pero no olvidemos que la ley ya lo está limitando. Para poder cumplir con ese límite, hay que recortar de otro sitio…

Ese otro sitio, según el gobierno del PP y el anterior del PSOE, se encuentra en la Educación, la Sanidad, salarios de los funcionarios, ayudas públicas, etc. Y además, suben impuestos como el IVA para aumentar los ingresos del Estado. En lugar de coger dinero de donde sobra (las grandes fortunas, las grandes empresas, etc.), se ensañan con la gran mayoría de la población, que ve cómo su poder adquisitivo continúa disminuyendo. Por tanto, el consumo cae, las empresas dejan de generar puestos de trabajo, el paro aumenta (con el consiguiente crecimiento de las prestaciones por desempleo)… y entramos en un bucle del que es muy difícil salir.

Ante esta situación, los inversores, lejos de pensar que España puede pagar su deuda, aumentan los recargos, por lo que el déficit se sigue disparando. Y el bucle se vuelve ya imposible. Con la política económica del PP y del PSOE, no vamos a salir de esta situación a corto ni a medio plazo. Al fijar el déficit en la Constitución, el gobierno terminó de atarse las manos y poco puede hacer frente a los movimientos especulativos de los inversores nacionales e internacionales. Entonces, ¿quién nos gobierna? Ya podéis sacar vuestras propias conclusiones…

 

Fuente: http://www.primaderiesgo.com/

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