POR UNA HUELGA DE VERDAD

Robarnos la paga, dilapidar impuestos, bajar sueldos, infligir sufrimiento. Deben pagarlo, cueste lo que cueste.
Manifestaciones, concentraciones, huelgas de consumo, huelgas generales de un día, sabemos que no atacan al verdadero problema. Lo sabemos y lo aceptamos por extenuación. Es evidente pues su escasa eficacia.
Pero, si nos cuesta hacer huelga general de un día, cómo vamos a hacer huelga general de un mes.
Ahí está la clave y el Rubicón a atravesar. La educación que hemos mamado nos hace creer que este pueblo no va a cruzar ese rio, o sí.
Con la convocatoria de la huelga general de un día, siempre realizada por cúpulas sindicales, el único logro que conocemos es una llamada de atención al gobierno de turno, nada más. Antaño no era así, la resistencia se daba hasta alcanzar lo que se perseguía: por eso hoy estamos tratando de que no nos arrebaten esas conquistas de nuestros mayores. Y sin embargo, nuestra miseria nos consume lánguidamente, contando días, meses, años y hasta generaciones, a ver si se soluciona esto.
El capitalismo no se va a apiadar de nosotrxs -no está en su código genético abolir la esclavitud- por mucha ira del pueblo que haya; de modo que las desigualdades serán mucho más pronunciadas. Los manipuladores del lenguaje intentarán hacernos creer que enfrentarnos a esta hidra es una lucha titánica, y que bajemos los brazos una y otra vez. Pero la huelga general de un mes, tiene la capacidad de paralizar por sí misma el sistema, -de hecho ya tenemos abiertas huelgas sectoriales en transporte y minería de un mes y más-, por lo que está en nuestras manos secundarlas y extenderlas como un referente.
Vivimos un momento clave. Si no se lucha por una huelga general de un mes:
al empleado de la función pública, que piensa que no puede permitirse un mes sin trabajar, le van a dar la patada más pronto que tarde y se quedará sin sueldo;
el obrero que no se atreve a enfrentarse, por el bien de su familia, está muerto y enterrado;
el directivo que sigue haciendo fe en que aún se puede ir tirando, es carne de cañón, al que sustituirán por otro más barato;
al jubilado -especie en extinción- ya lo han puesto en conserva;
al desempleado, que siente el desamparo, se ríen viéndole lamerse las heridas, y le dejan a la intemperie;
al joven, a este, ya no le espera ningún futuro.
Así, durante ese mes de huelga, recuperaremos un tiempo nuestro en el que debatir, organizarnos y programar la lucha. Y durante ese periodo recuperaremos un tiempo nuevo en el que plantearnos cómo vivir de manera distinta, cómo experimentar con formas de organización y de solidaridad diferentes y cómo crear colectivamente una nueva realidad fuera de este sistema inhumano, reinventando nuestra subsistencia colectiva.
El pueblo tiene armas poderosas para vencer esta lucha contra la ignominia del poder. Aquí no se salva nadie, debemos ser realistas y salir juntxs a por todas. Es tiempo de dejar de hacer fuegos de artificio, esto solo produce un sentimiento irracional de conquista o bien de cálculo de expectativas de las cúpulas, pero no son instrumentos de reflexión a la batalla. Grecia ha hecho más de 15 huelgas generales de un día o dos en los 2 últimos años y no ha cambiado nada, ni para los de arriba, ni en la lucha por la supervivencia en que se encuentran las personas.
HACEN CON NOSOTRXS LO QUE QUIEREN, Y MUCHO MÁS SI NO SALIMOS A POR TODAS

Grupo de Trabajo de Política a Largo Plazo de Acampada Sol

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