ABANDONAN LA HUELGA DE HAMBRE

Tras 23 días sin comer, los  cuatro trabajadores de Telefónica en huelga de hambre decidieron ayer seguir el consejo de los médicos y abandonar el ayuno. La protesta que se inició para pedir la readmisión de Marcos Andrés Armenteros, despedido de forma improcedente tras bajas médicas justificadas, ya obligó la semana pasada a dejar la huelga a uno de los cinco huelguistas, Josep Bel, que tuvo que ser ingresado. Los trabajadores han constatado que, si bien Marcos no ha sido readmitido, han conseguido triunfos: romper el silencio mediático, unir a su lucha laboral a los movimientos sociales e incomodar a una multinacional intocable.

Una multitud de organizaciones políticas, sindicales y cívicas se han comprometido a coger el testigo de los huelguistas, y “mediar, negociar y luchar” para que Marcos sea readmitido, para que ningún trabajador con bajas médicas justificadas sea despedido, y para que en los despidos improcedentes sea el trabajador, y no la empresa, quien pueda decidir volver al trabajo o irse a su casa con la indemnización.
Los médicos que les han atendido durante todos estos días habían expresado ya su preocupación por el deterioro de su estado de salud. “En estos momentos la situación es muy precaria. Han perdido entre 10 y 12 quilos de peso. Estamos en una situación de riesgo elevado en la que, de persistir la huelga, en los próximos días se presentarán elementos graves”, declaró ayer uno de los doctores.
Pero si durante estos 23 días no han tomado alimento sólido alguno, sí que han recibido innumerables muestras de apoyo. Todas ellas se han ido sumando y han convergido en el compromiso de implicarse para desbloquear la situación.
Telefónica se niega a dialogar

Telefónica se ha negado a reunirse con los huelguistas para desbloquear la situación, alegando que el caso de Marcos quedó zanjado en los tribunales. “La actuación de Telefónica es propia de una empresa autoritaria, dictatorial. Una empresa que está ganando millones y millones de euros y a pesar de eso continua recortando las condiciones de trabajo, y que hace una política fuera de estado español absolutamente represiva y explotadora”, manifestó Luis Blanco, portavoz de la IAC (Intersindical Alternativa de Catalunya).
Oriol Amorós, Vicesecretario General de Comunicación i Estrategia de Esquerra Republicana (ERC), calificó la reforma laboral a la que se acogió la multinacional para despedir a Marcos como “extremadamente agresiva con los derechos de los trabajadores y con las relaciones laborales en las empresas”. “Ha servido para que empresas como Telefónica, con miles de millones de beneficios, avancen hacia unas relaciones laborales mas propias de la esclavitud”, sentenció.
También el líder de ICV-EUiA, Joan Herrera, cargó duramente contra la reforma laboral. Mantuvo que “tendría que ser ilegal que un trabajador sea despedido por una baja médica”. Y fue un poco más allá: “Debería ser delito que una empresa con beneficios pueda despedir”.
Solidaridad en Madrid
Trabajadores de varias empresas de Madrid entraron ayer en la sede de recursos humanos de Telefónica en la capital española, donde, en un gesto simbólico, depositaron decenas de kilos de alimentos, toda la comida que los huelguistas no han podido ingerir durante su protesta. Está previsto que el presidente de la compañía, César Alierta, que, según publicó El País, cobró 8,6 millones de euros el año que despidieron a Marcos, acuda este jueves a la sede de la multinacional en Barcelona.
Han pedido una reunión con el alto directivo, aunque nada indica que esta vez la actitud de la compañía vaya a cambiar. Si la mediación que se ejerza para la readmisión de Marcos no surge efecto, han anunciado que retomarán la protesta. “Mis compañeros han hecho un gesto que debería impulsar a mucha gente a darnos cuenta de que cuando estamos juntos y arropamos al otro las cosas pueden hacerse”, expresó Marcos, a lo que añadía: “Hemos permitido una sociedad que le da más derechos al capital, a la posibilidad de un inversor o un accionista a hacer más dinero que a los derechos de las personas. La riqueza se crea con las manos. Y los que pueden acumular lo hacen por las personas que trabajan”.
Su compañero en la huelga, Laurentino González, destacó la importancia de tejer complicidades: “Las cúpulas de las grandes empresas son una pandilla de corruptos. Si esto nos sale bien, dentro de algún tiempo es posible que el pueblo les juzgue a ellos. Ellos son los que tienen que ser juzgados por el daño que le hacen al conjunto de la humanidad. Esas grandes fortunas son los responsables del hambre y la miseria en el mundo”.

Comments are closed, but trackbacks and pingbacks are open.