DESEMPLEAD@S Y COMPAÑERAS QUE DE COMIENZO EN RIVAS LA MAREA ROJA

Fuente: Marea Roja(Pincha para entrar en su web)

Estás frustrad@ porque llevas mucho tiempo intentando hacer cambios sin ver resultados? Quieres cambiar algo, ya sea personal o profesionalmente, haces algo diferente, no funciona y te preguntas por qué. Te agobias y, lo peor, sigues haciendo lo mismo pensando que algún día funcionará .

Un loco navegaba en su barco a contracorriente. Debido a su formación y su experiencia previas, estaba convencido de que esa era la mejor manera de navegar. Frecuentemente chocaba de frente con otros barcos y les increpaba “¿Por qué no miras por dónde vas?” Y así siguió, chocando con otros barcos y preguntándose por qué el río estaba lleno de locos.”

¿Qué te parece? Es lo que ella llama el poder causa-efecto. Si haces cosas y no obtienes el efecto deseado es porque, quizá, no te estás dirigiendo a la causa adecuada. En este caso no es que estés paralizad@ por el miedo, simplemente no sabes qué hacer, solo ves el problema no la causa. Y eso hace que acabes agotad@ intentando arreglar o cambiar cosas sin tener resultados, porque todavía no entiendes qué es lo que de verdad hay que cambiar; te estás centrando en el problema no en la causa.

Si tu barco sigue chocando con otros, tendrías que rediseñar tu barco o la manera en que navegas. Si estás intentando cambiar algo o la actitud de alguien, tendrías que cambiar tu forma de comunicarte o de presentar lo que quieres.

Es hora de cambiar de táctica, de analizar la causa de tu problema y centrarte en ella. La cuestión no es cómo puedes cambiar una circunstancia , sino cómo o qué puedes cambiar tú para conseguir el resultado que quieres.

No te limites a esperar a que llegue el éxito, pregúntate qué acciones debes tomar para tener éxito. No te limites a esperar la felicidad, pregúntate qué acciones te traerán felicidad. No te limites a soñar con un futuro perfecto, pregúntate qué acciones harán realidad ese futuro.”

Recuerda, no te centres en el problema, busca la causa y piensa… ¿Qué acciones vas a tomar tú? (extraído del libro “A River Worth Riding: Fourteen Rules for Navigating Life“, Lynn Marie Sager)

La idea: la idea tiene que ser lo suficientemente sencilla como para que se pueda entender por si sola, independientemente de como se explique; lo suficientemente abstracta para que cada persona lo pueda adaptar a su interés particular y lo suficientemente concreta como para que no se convierta en un “ente abstracto” con el que el individuo no llegue nunca a sentirse conectado.

Como ejemplo,  definiendo Marea Roja bajo ese criterio: “Cada día 9 de cada mes,  tanto las personas desempleadas como aquellas preocupadas por el tema, nos reuniremos en la oficina del INEM para hacernos visibles y buscar posibles alternativas de empleo”

La idea tiene dos simbolismos claro: gente de rojo y gente por fuera de la oficina del INEM y dos fines: encontrarnos y desarrollar juntos soluciones.

Desarrollo:

1.- Participación: todas las personas tienen derecho a participar y a aportar de igual manera, esto tiene especial importancia a la hora de “validar” a una persona: bien sea porque nos cuenta su experiencia de años sin empleo como de una idea que se le ocurrió en su casa intentando dormir. Dejemos que las aportaciones fluyan, dejándoles su espacio y agradeciéndolas. No cortemos nunca el desarrollo de una idea si hay varias personas interesadas en darles forma.  (Dejar que cada participante cuente su experiencia como desempleado/a, agradeciéndosela- según como lo vean, llegando hasta aplaudir porque hay auténticos/as héroes sacando adelante a su familia) 2.- El mal llamado “producto”: No solamente la satisfacción de la participación en si es un logro y un objetivo, que suma e invita por si solo a que en la próxima convocatoria aparezca más gente, sino que tiene que haber un pequeño paso que sirva bien de símbolo, o de referente, o de creación de un “producto” a disposición de la comunidad.

Un ejemplo: una pequeña cooperativa que se forma entre unos pocos agricultores, un mercadillo del trueque, intercambio de libros, intercambio de comida, una comida al aire libre con gente de varios municipios compartiendo experiencias en un mismo lugar . . . todos estos ejemplos sirven de referente para valorar desde la primera impresión la utilidad de la acción, por muy pequeños o meramente simbólicos que puedan resultar.

Dinámicas y focalización de roles. Este tema es el más delicado y seguramente el más abierto a debate.

Para que la dinámica sea ligera:

1) Coger una lista de turnos de aquellos colectivos que quieran exponer ideas para crear empleo, limitando su tiempo para que puedan hablar todXs. 2) Independientemente del tiempo total que se vaya a estar, definir espacios de tiempo de 45 minutos a 1.30 para no hacerlo pesado. Dividirlo por episodios, si hay talleres o temas menos estáticos, interponerlos para que sea más ameno y fluido, con tiempo para el café o incluso si se presentan grupos de clown, risoterapia, masajes . . . intercalarlos para todas las personas puedan disfrutarlo

Por otro lado es aconsejable no centrar la atención en los promotores de la convocatoria, es hasta recomendable que los promotores traigan invitados con los que no tengan relación que hagan una primera exposición y diagnóstico a modo de “romper el hielo” para que los allí reunidos comiencen a participar y compartir. (Trabajadores/as sociales, colectivos de desempleados/as que lleven tiempo trabajando en el tema, etc.)

3) Ante la falsa sensación de que “no se ha conseguido nada”: recalcar que la participación presencial es un primer paso, recalcar que la experiencia está ocurriendo en diversas localidades y que todas esas experiencias serán compartidas, que se seguirá haciendo todos los 9 de cada mes, que ayudemos a mejorarlo entre todas y que no deja de ser una medida de visibilización de una realidad, como una medida de presión social.

Repartir pegatinas en las que la gente pueda escribir lo que ofrece (su trabajo, alguna afición a la que se pueda dedicar, etc), para que puedan encontrar a quienes ofrezcan algo que pueda interesarles o incluso hacer esas pegatinas para poner por la ciudad para darle difusión fuera de las redes sociales.) Al darles las pegatinas podríamos apuntar en una lista lo que busca y lo que ofrece cada uno para poder ayudar a que se encuentre lo que se busca. Información de contacto por si se encuentra lo que busca otro día.

Que tengamos más experiencia, más ganas o simplemente seamos convocantes no implica que seamos responsables únicos e inconscientemente derivemos la atención hacia nosotros, convirtiéndonos en análogos a líderes, rompiendo con la horizontalidad y las señas democráticas a pequeña escala que se dan en ese espacio de participación.

Podemos siempre esperar a que otros tomen la iniciativa, aunque parezca que se enlentecen los procesos o resultan erróneos, porque este tipo de sucesos produce en las personas reunidas el momento para poder asumir responsabilidades, implicarse, aprender con la experiencia aún saliendo mal y despertar las ganas de saber más para poder aportar.

En los momentos de estancamiento podemos “dinamizar” o proponer, poner palabras en los silencios donde parece que no se avanzará más o simplemente hacer un resumen/síntesis de lo aportado para sacar nuevas conclusiones y cerrar la reunión, si ya han pasado horas y empiezan a notarse evidencias de cansancio.

La parte más peliaguada se da cuando hayan colectivos que bien quieren arrastrar a los participantes a intereses particulares. No podemos confrontarlos, debemos dejar que los participantes reconozcan esos intereses particulares y decidan por si mismos, pero es mejor aún el hacer una reflexión común, donde el colectivoque arrastra entienda que su interés particular forma parte del interés general que nos ha reunido allí.

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