NUEVE ABSURDOS MITOS DEL CAPITALISMO

Son muchas y varias las formas de manipulación en que se fundó la ideología burguesa a través del tiempo. Una de las formas más importantes son los mitos. Se trata de un conjunto de verdades falsas, de mera propaganda, repetida hasta el hartazgo, sin crítica, de generación en generación, que se convierten en verdades indiscutibles a los ojos de muchos.

La mentira y la manipulación son ahora armas de destrucción masiva y la opresión mediática, tan eficaz y tan importante como las armas tradicionales de la guerra. En muchos casos las armas y la opresión mediática son complementarios. Ambos sirven para ganar las elecciones y para invadir y destruir países del tercer mundo.

Un comentario amargo y frecuente tras las elecciones, es que “cada nación tiene el gobierno que se merece.” Es una crítica equivocada, lo que puede llevar a la inercia y el conformismo y castigar a los menos culpables. No hay gente mala. Hay personas analfabetas, mal informadas, engañadas, manipuladas, alienadas por las máquinas de propaganda que determinan sus pensamientos. Todas las personas se merecen al mejor de los gobiernos.

Los medios propagandisticos están diseñados para que hacer al capitalismo creíble ante las masas y obtener así su apoyo o pasividad. Sus vehículos son los medios de información más importantes, la educación escolar, las tradiciones familiares, la doctrina de las iglesias, etc. (1)
Se presentan en este texto, brevemente, algunos de los mitos más comunes de la mitología capitalista.
• En el capitalismo todo el mundo puede hacerse rico a costa de su trabajo.
Se pretende hacer creer que el sistema capitalista conduce automáticamente al Hombre a ser rico, siempre y cuando lo intente y se esfuerce.
Lo que la burguesía pretende con este mito es conseguir el apoyo incondicional de los trabajadores en el sistema y su presentación, con la esperanza ilusoria culpabilizante de que todos podemos triunfar económicamente y que si no lo conseguimos es por que somos unos estúpidos vagos.
De hecho, la probabilidad de éxito en el sistema capitalista para la gente común es la misma que tenemos de que nos caiga un rayo. El “éxito capitalista” es, con raras excepciones, el resultado de la manipulación y la falta de escrúpulos de los que tienen más poder e influencia. La fortuna se deriva directamente de la explotación y el robo. Veáse si no el caso de Steve Jobs
Este mito de que el éxito es el resultado de una mezcla de trabajo y de buena suerte, de que tan sólo se necesita una buena dosis de fe y que sólo depende de la capacidad empresarial y competitiva de cada uno, es uno de los mitos que ha llevado a más gente a creer en el sistema capitalista.
• El capitalismo crea riqueza y bienestar para todos
Se pretende hacer creer que la fórmula de la acumulación capitalista de la riqueza por una minoría llevará, tarde o temprano, la redistribución de la misma. Es lo que los liberales llaman ”mano invisible”: mediante la búsqueda del beneficio propio se llega al beneficio colectivo.
El objetivo principal de este mito es permitir a los empresarios acumular capital indefinidamente y sin ser interrogados acerca de la manera en que lo hicieron, en particular en lo que se refiera a la explotación de los trabajadores. Estos últimos mantienen pese a todo la esperanza de luego ser recompensados por su esfuerzo y dedicación y, quién sabe, poder convertirse algún día en explotadores.
Ya hace más de un siglo Marx nos avisaba de que el objetivo final del capitalismo no es la distribución de la riqueza, sino la acumulación y la concentración de esta. La creciente brecha entre ricos y pobres en las últimas décadas, sobre todo después de la imposición del neoliberalismo (años 80), ha demostrado claramente que Marx tenía razón.
Este mito fue uno de los más difundidos durante la Guerra Fría para aparentar ser más eficientes que los estados socialistas. Con la caída del telón de acero, al capitalismo se le cayó la careta. No hay más que ver lo rápido que están destruyendo el Estado de bienestar con la excusa de la crisis.
• Todos estamos en el mismo barco.
Se pretende hacer creer que no hay clases sociales, por lo que la responsabilidad de los fracasos y las crisis del sistema también se asignan a todos y por lo tanto, son pagadas por todos (tal y como podemos ver en estos momentos).
El objetivo es crear un complejo de culpa a los trabajadores que permita a los capitalistas  aumentar sus beneficios, mientras que la redistribución de la riqueza aparece como algo impensable.
Este es uno de los mitos ideológicos del capitalismo que busca simplemente negar la existencia de la lucha de clases. Como para hablarle a alguien de revoluciones…
• La libertad es igual a capitalismo.
Se intenta hacer creer que la verdadera libertad sólo se consigue con el capitalismo, a través de la llamada auto-regulación que ofrece el mercado.
El objetivo es hacer del capitalismo un tipo de religión en la que todo está organizado alrededor de ellos y así evitar los pueblos de las grandes decisiones macroeconómicas, indiscutible. El libre comercio sin restricciones sería la mayor libertad.
De hecho, se sabe que las estrategias económicas políticas, muchas de ellas planificadas con mucha antelación, casi siempre son tomadas por un pequeño número de personas poderosas, los jefes del pueblo y los poderes fácticos, que imponen sus directrices. En estas reuniones, cumbres restringido y secreto, incluso, se exponen las principales decisiones financieras y económicas cíclicas o estratégica a largo plazo. Todas o casi todas estas resoluciones son el resultado de las negociaciones y acuerdos más o menos secretos entre las compañías más grandes del mundo y las multinacionales. El mercado está manipulado y no como auto-regulado. Completa libertad en el capitalismo no es, en efecto, pero sólo para los ricos y poderosos.
Este mito ha sido utilizado por los dirigentes para justificar capitalista, por ejemplo, las intervenciones en otros países no subordinados al capitalismo, con el argumento de que no hay libertad en ellos, porque hay reglas.
• El capitalismo es igual a la democracia.
Se pretende hacer creer que sólo en el capitalismo no es democracia.
El propósito de este mito, que es complementaria a la anterior, es evitar que la discusión de otros modelos de la sociedad, diciendo que hay alternativas a este modelo y todos los demás son dictaduras. Es una vez más la apropiación por el capitalismo, por distorsión de su sentido, los conceptos queridos por el pueblo, como la libertad y la democracia.
De hecho, con la sociedad dividida en clases, la clase más rica, a pesar de ultra-minoría gobernar sobre todos los demás. Es la negación de la democracia, que por definición es el gobierno del pueblo, al igual que la mayoría. Esta “democracia” es por lo tanto, una dictadura disfrazada. Las “reformas democráticas” no son más que reveses, los avances reacciones. De ahí viene el término reaccionario, que van hacia atrás.
Al igual que el anterior, este mito también sirve como pretexto para criticar y atacar a los planes de países no capitalistas.
• Las elecciones son sinónimo de democracia
Se pretende hacer creer que la elección partidista es sinónimo de democracia.
El objetivo es denigrar, satanizar e impedir la discusión en torno a otros sistemas políticos posibles y electorales en los que los líderes sean establecidos por personas no manipuladas mediáticamente, por ejemplo. Tampoco habla nadie de democracia participativa o de democracia popular. ”Todo eso son utopías, cosas de hippies” nos dicen.
En el sistema capitalista, que manipula y corrompe todo lo que toca, el voto está condicionado por la manipulación informativa y la ignorancia, y las elecciones no son más que un grotesco trámite. Las elecciones las ganan siempre los burgueses, a los que nadie elige.
El mito de que dónde hay elecciones hay democracia es una de las más arraigadas, incluso en algunas fuerzas de izquierdas.
• Alternación igual a alternativa
Se pretende hacer creer que los partidos burgueses (PP y PSOE, en el caso de España) que se alternan periódicamente en el poder tienen políticas diferentes.
El objetivo es perpetuar el mito de que la democracia se reduce a la elección cuatrienal de un tipo/tipa que al final hará o bien lo que le venga en gana o bien lo que le dicte la burguesía. Dicho esto, si es cierto que los partidos que se alternan no son exactamente iguales, pero si lo son sus políticas económicas en la práctica.
De hecho, este aparente bipartidismo es simplemente un sistema de partido único. Los medios ”nos obligan” a elegir entre dos o más facciones políticas que comparten la misma política capitalista. Lo que no se da a la gente a elegir es el sistema en el que quieren vivir, que siempre es el capitalismo. Vivimos pues en una dictadura, aunque muy bien disfrazada.
El mito de que los partidos burgueses tienen políticas que distan de los dictados de la clase dominante es uno de los mitos más importantes para mantener el sistema.
• Los políticos elegidos representan al pueblo y tienen libertad de acción
Se pretende hacer creer que el político, una vez elegido, adquiere todo el poder y puede gobernar de forma independiente.
El propósito de este mito es engañar al pueblo con promesas vacías y ocultar la verdad: que aquí siempre mandan los mismos.
De hecho, una vez en el poder, el presidente asume nuevos poderes. No suele cumplir con su promesa, y lo que es peor, pone en marcha medidas que no estaban en su programa, a menudo llevándole la contraria a este. En medio de los mandatos, muchos presidentes (como Bush, Zapatero o Thatcher) alcanzan niveles bajísimos de popularidad. Esto se debe simplemente a que los políticos al servicio de la burguesía tienen dos caras: la que usan cuando están en la oposición y durante las elecciones, y la que muestran al llegar al poder y tener que ponerse a las ordenes del capital. Algunos, sobretodo los más conservadores, incluyen incluso en sus programas los dictados de la burguesía, y aun así salen elegidos (veáse el caso de Rajoy o el de Berlusconi).Políticos como Chávez, Correa o Cristina Fernández (sí, tenemos que cruzar el charco para encontrarlos), que no están -del todo- al servicio de la burguesía, tienen un radio de acción bastante más grande que los demás políticos, por lo tanto pueden llevar a cabo políticas anticapitalistas (rechazar la autoridad del FMI, de Estados Unidos o renunciar al pago de las absurdas y colosales deudas) y por ello son reelegidos una y otra vez: su nível de popularidad se mantiene alto (Chavez es aceptado hoy en día por el 70% de los venezolanos, aunque algunos no estén del todo de acuerdo con lo que hace).

La práctica sistemática de este proceso de falsificación de la democracia tiene es una de las más desacreditadas, al ser una de las principales causas de la abstención electoral creciente. Sin embargo y cómo podemos verlo año tras año en las elecciones, los alienados siguen siendo mayoría.
• No existen alternativas al modelo capitalista
Este mito pretende hacernos creer que el capitalismo, aun sin ser perfecto, es el único régimen político y económico posible, y por lo tanto el más adecuado para el ser humano.
El objetivo es evitar que otros sistemas sean conocidos y, si esto es inevitable, se pinta a estos sistemas de útopicos, totalitarios o absurdos.
Pero hay otros sistemas políticos, económicos, como por ejemplo el socialismo científico. Incluso dentro del capitalismo hay alternativas. Hay formas que van desde la corriente neo-liberal hasta las corrientes reformistas llamadas socialdemócratas, que dentro de lo malo son lo mejor.
Este mito es parte de un intento de intimidar a la gente para evitar que surjan discusiones acerca de sistemas alternativos.
La austeridad crea riqueza
Se pretende hacer creer que la culpa de la crisis económica es causada por el exceso de beneficios de los trabajadores “. Si estos se eliminan, el Estado ahorra y enriquece el país.
El objetivo es, básicamente, privatizar el sector público y endosar a los trabajadores la responsabilidad de pagar las deudas de los capitalistas. El drogado pueblo acepta el saqueo de sus bienes en la creencia de que mejores días vendrán pronto. También se pretende facilitar la privatización de la industria en general, quitarle todo el poder posible al Estado y rentabilizar al máximo el beneficio de la burguesía capitalista.
De hecho, parece que estas políticas llevan, año tras año, al empobrecimiento de los ingresos del Estado y a una reducción de sus beneficios. Los derechos y el nivel de vida de las personas se eliminan día a día, después de todo lo que costó conseguirlos. Pero claro, ya no existe un modelo enemigo (como era la URSS) y por lo tanto ya no es necesario darles derechos a los trabajadores, pues no hay riesgo de que reclamen algo parecido al socialismo soviético.
Nota final:
El capitalismo es, tal como podemos ver en el mundo que nos rodea, un sistema que necesita de mitos (y de represión física y mental) para ser aceptado por el ser humano. Tiene que ser disfrazado, adornado, maquillado, o de lo contrario nadie en su sano juicio lo aceptaría. Cuanto antes la gente abra los ojos y se libre de un sistema absurdo, injusto, y cruel, mejor.
Hoy más que nunca es necesario crear conciencia para el asalto final a la barbarie capitalista y así corregir la situación, ya sea mediante la presentación de soluciones políticas con claridad, o mediante las movilizaciones y el voto lógico a partidos de izquierda.

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